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sábado, 27 de septiembre de 2014
Ficha Técnica
Nº de
páginas: 192
págs.
Editorial: ALFAGUARA
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa
blanda
ISBN: 9788420403298
Año edición: 2012
Plaza de edición: ES
Un viaje. Dos triángulos. Tres voces.
Una vuelta de tuerca matriarcal a la road movie: padre e hijo salen a la
carretera juntos, por primera y quizás última vez; mientras la madre toma la
palabra y emprende por sí misma una segunda exploración, incluso más
arriesgada. Lito acaba de cumplir diez años y sueña con camiones. Mario está
enfermo y tiene deudas con su memoria. Antes de que sea tarde, ambos inician un
decisivo viaje en el que compartirán mucho más que tiempo y espacio. Acosada
por la idea de la pérdida, Elena se sumerge en una catártica aventura capaz de
desafiar sus límites morales. Adicta a la lectura, no dejará de toparse con su
propia vida en los libros, o viceversa. Alternando ternura y crudeza, Hablar
solos se desplaza de la infancia a la perversión, de la familia al duelo. Una
novela perturbadora que indaga en las relaciones entre Tánatos y Eros,
planteando una pregunta de profundas consecuencias: ¿cómo afecta la enfermedad
a nuestra forma de leer y de vivir el sexo? Uno de los mejores libros de 2012
según La Vanguardia.
Autor
Opinión Personal
Un libro donde el autor nos enseña la verdad de la vida.
Este es un libro al que no conocía al
autor y decidí no buscar información, ni siquiera mirar la pequeña biografía
que contiene el libro y ni siquiera leer la sinopsis, sino arriesgarme con él,
sin tener ninguna referencia sobre el libro.
La sensación que queda de este libro es
el de una narrativa bastante completo y con una gran complejidad al que tal vez
le falte ese pequeño punto para haber conseguido un gran libro. Al contrario
que en multitud de libros aquí parece que nos encontramos como en un teatro
donde los personajes que aparecen en la obra son pocos y siempre muy definidos,
tenemos un matrimonio que aparece sin ningún problema aparente que no sea el
estado de salud de Mario, pero que conforme va pasando la novela vemos cómo va
creciendo el personaje de Elena, como va conformándose pasando de ser el sujeto
pasivo de la historia a tomar el protagonismo que ella misma se va creando con
sus dudas y desnudándose en todas las dudas y situaciones por las que va
viviendo.
Pero si alguien se embarca en la lectura
de esta novela, lo primero que se va a encontrar es con una estructura extraña,
la vida de esta familia contada desde el punto de vista de cada uno y casi sin
ser necesario el que se hilvanen las historias para tener consistencia, nos
cuentan la misma situación desde puntos de vista distintos, desde como cada uno
puede vivir una situación extrema, en donde la visión de cómo afecta una
enfermedad terminal dentro de este núcleo familiar en muchas ocasiones talvez
no sea lo que muchos podemos imaginar o puedan haber vivido.
El principio de la novela puede afectar
y hacer a muchos lectores replantearse si continuar con la lectura, es una
introducción bastante floja, la cual no nos da la medida de la verdadera
dimensión de la historia ni de su contenido, toda la novela se encuentra
estructurada de la misma forma, con una sucesión de capítulos en los que va “actuando”
el actor en cada uno de sus actos. Comenzamos por Lito, un niño al que por fin
se la cumple un sueño y que está totalmente fuera del nudo de la historia, es
un personaje que en cada una de sus apariciones parece hacer frenar la
narración, pero realmente sirve como acicate a una historia de amor, del amor
más grande que pueda existir y del que jamás uno se puede separar ni olvidar,
ese amor paterno filial que consigue romper los problemas y hacernos olvidarnos
de ellos, llevado al extremo en esta ocasión. Seguro que en muchas ocasiones
todos los que son padres se han preguntado o les han preguntado que serían
capaces de hacer por sus hijos, aquí en esta primer hilo argumental lo tenemos,
la fuerza de sobreponerse a cualquier cosa contrariedad para dar felicidad a
ese ser que los es todo para unos padres y de lo que no nos damos cuenta cuando
somos hijos y solo valoramos a nuestros padres cuando ya lo somos nosotros.
Este niño que sirve como contrapunto
infantil, de búsqueda de la alegría, de busca de esos descubrimientos tan
sencillos como complicados e increíbles nos parecen en nuestra niñez, es la
parte amable de una novela dura y por desgracia muy real.
Después tenemos a Mario, ese padre que
es capaz de sobreponerse a su propio dolor y a esa espada de Damocles que pende
de un hilo, solo por la felicidad de su hijo y que tenga el recuerdo dichoso de
un padre que quizá abandona a su hijo a una edad en la que pueden empezar a
comprenderse de una manera distinta. Mario es el personaje que sirve de unión a
la historia, él es la historia sobre la que transcurre la novela pero es una línea
que se va a romper y al que quizás el autor le ha faltado darle una mayor
profundidad, solo al final estamos ante el personaje y los pensamientos reales
de una persona que sabe que no va a continuar viviendo, esta dureza de los
momentos que debe pasar este personaje realmente en su día a día es lo que se
puede llegar a echar en falta, si toda
la novela es la narración de los pensamientos de nuestros protagonistas, nos
faltan realmente los de Mario, ¿Qué siente realmente?, ¿Qué pasa por su cabeza
en esos momentos?, son cosas que realmente no creo que ni el autor ni muchísimos
lectores sean y seamos capaces de contestar.
Y finalmente para el final de esta
pequeña reseña dejamos a Elena, ¿quién es realmente Elena?, ¿Qué anhela Elena?,
o que busca en estos momentos tan complicados. Un personaje que conforme vamos
viendo la trama que nos va contando el autor podemos pensar que solo es el
acompañamiento al protagonista, va mostrando al mundo que no solo sufre el que
tiene la enfermedad, no solo tiene que pensar en lo que sucederá después sino
que vive en carne propia esa cuenta atrás que no tiene un número prefijado, que
abarca y le muestra la soledad y que va a pasar después, este personaje se
muestra sin tapujos, sin convenciones sociales ni el buenismo con el que
podemos pensar que debería estar dotado, sino todo lo contrario, se muestra
como un ser humano, con sus defectos y sus virtudes, con sus preguntas sin
respuesta y sus respuestas que quizá no sean lo convencionales que se puedan
esperar. La muestra de un sexo encontradizo en la figura del médico que trata a
su marido, es la forma de mostrar la dureza de esa espera, de que todo ser
humano busca a través del sentirse no ya querido (lo demuestra esta relación)
sino simplemente necesario, simplemente vivo, no nos hace unos monstruos.
Agradecimientos a Editorial Punto de Lectura
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