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Sobre Mi
Soy amante de la literatura y como tal he abierto este espacio para compartir las sensaciones que me genera un libro.
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jueves, 2 de octubre de 2014
Ficha Técnica
Nº de
páginas 350 págs.
Editorial: ALMUZARA
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa
blanda bolsillo
ISBN: 9788415870319
Año edición: 2014
Plaza de
edición: CORDOBA
En 1374, en Fez, capital del sultanato
meriní, un hombre de aspecto noble y distinguido es detenido a las puertas de
la mezquita al-Qarawiyyin por orden del sultán y encarcelado en una mazmorra.
Durante su cautiverio, el preso narrará su historia al carcelero, Jalid, e irá
desgranando los recuerdos de su intensa y controvertida vida como visir del
sultán de Granada.
A mediados del siglo XIV, el Reino nazarí gozaba de su máximo esplendor. Los sultanes levantaban en la Alhambra palacios de ensueño. Columnas de mármol adornaban sus patios y las paredes estaban revestidas de panes de oro y lapislázuli. El hombre fuerte en aquella Corte esplendorosa era el visir Ibn al-Jatib; primer ministro, consejero, historiador, poeta y médico. Para sus detractores, un hombre de ambición desmedida, ávido de riquezas, que se disfrazó de místico y traicionó a su rey. Para sus adeptos, un hombre apasionado por la literatura, de desbordante actividad política, sagaz, erudito y dotado de una elocuencia asombrosa. Personaje clave, testigo y protagonista de la época, de su mano conoceremos en esta novela histórica los entresijos de una Corte sembrada de rencores y ambición, donde morir en la cama era un privilegio que pocos alcanzaban.
En la turbulenta política granadina, la violencia y el crimen dominaban la vida cotidiana. Sultanes y visires se sucedían en el cargo, víctimas de conjuras, asesinatos y golpes de estado. Un período en el que se fraguaron grandes cambios políticos y militares: Castilla se desangraba en una guerra fratricida entre Pedro el Cruel y su hermano bastardo; Francia e Inglaterra batallaban en la interminable Guerra de los Cien Años; la Iglesia Católica estaba sumida en el Cisma de Occidente. Un tiempo que conoció el horror de la Peste Negra. Un siglo que constituye una de las épocas de hierro de la historia de la humanidad, y que revivimos con insólita veracidad en esta apasionante obra.
A mediados del siglo XIV, el Reino nazarí gozaba de su máximo esplendor. Los sultanes levantaban en la Alhambra palacios de ensueño. Columnas de mármol adornaban sus patios y las paredes estaban revestidas de panes de oro y lapislázuli. El hombre fuerte en aquella Corte esplendorosa era el visir Ibn al-Jatib; primer ministro, consejero, historiador, poeta y médico. Para sus detractores, un hombre de ambición desmedida, ávido de riquezas, que se disfrazó de místico y traicionó a su rey. Para sus adeptos, un hombre apasionado por la literatura, de desbordante actividad política, sagaz, erudito y dotado de una elocuencia asombrosa. Personaje clave, testigo y protagonista de la época, de su mano conoceremos en esta novela histórica los entresijos de una Corte sembrada de rencores y ambición, donde morir en la cama era un privilegio que pocos alcanzaban.
En la turbulenta política granadina, la violencia y el crimen dominaban la vida cotidiana. Sultanes y visires se sucedían en el cargo, víctimas de conjuras, asesinatos y golpes de estado. Un período en el que se fraguaron grandes cambios políticos y militares: Castilla se desangraba en una guerra fratricida entre Pedro el Cruel y su hermano bastardo; Francia e Inglaterra batallaban en la interminable Guerra de los Cien Años; la Iglesia Católica estaba sumida en el Cisma de Occidente. Un tiempo que conoció el horror de la Peste Negra. Un siglo que constituye una de las épocas de hierro de la historia de la humanidad, y que revivimos con insólita veracidad en esta apasionante obra.
Autor
Marceliano Galiano Rubio (Toledo, 1942)
emigró muy joven a Wiesbaden, Alemania, donde comenzó a trabajar en las Líneas
Aéreas de Francfort como Tripulante de Cabina. Tras trasladarse junto con su
mujer e hijos a Madrid, su empleo como auxiliar de vuelo le permitirá viajar y
conocer las más diversas ciudades del mundo: Nueva York, Chicago, El Cairo,
Buenos Aires, Nairobi, Lima... Muchas de sus crónicas fueron publicadas en la
revista Ronda Iberia, distribuida a los pasajeros durante el vuelo. Lector y
escritor impenitente, resulta finalista de diversos certámenes literarios,
especializándose en novela histórica. Es autor de El aroma del arrayán y El cautivo de Granada,
obras donde aborda con rigor no exento de amenidad los convulsos días del ocaso
de la España musulmana y, en especial, del reino nazarí.
Opinión Personal
Una historia para descubrir la belleza oculta del conocimiento.
Si hay un estilo narrativo que cosecha
muchos parabienes y a su vez puede llegar a ser uno de los más complicados en
ser capaces de hilvanar una historia, que no que deje contentos a la gran mayoría
de los lectores, sino que sea capaz de algo mucho más difícil que es contar,
informar da fe de un momento histórico, y que además la historia paralela en la
que se apoya el autor sea creíble y suficientemente amena para que el lector no
se aburra.
El hacer una novela histórica tiene como
he dicho anteriormente asociados muchísimos problemas para el creador, desde el
intentar se dentro de pequeño margen lo más fieles posibles a la historia que
nos están narrando, la época en la que se basa y que además el hilo argumental
inventado para crear la novela consiga estar lo suficientemente bien
argumentado para poder encajar bien en la “historia”. La novela que hoy viene a
este blog de la época del al-andalus, tema muy trillado en nuestra literatura
sobre todo momentos y personajes de estos siglos muy reseñados, pero el autor
aquí nos trae uno quizá no tan conocido tanto en su personaje como en el
momento.
Nos situamos en el siglo anterior al fin
de la reconquista en un territorio donde las intrigas palaciegas de una parte y
de otra son sangrientas y están sumamente enquistadas, pero en la que todavía queda
lugar para la belleza y el arte que siempre ha sido capaz de cautivarnos de esa
época dorada.
El escritor Marceliano Graliano a través
de su protagonista no solo nos desgrana el estado y las vicisitudes que ocurren
en el reino de Granada, último bastión árabe en la península, sino que a través
de él vemos también lo que ocurren en el resto de reinos que formaban en ese
momento lo que ahora conocemos como España, que no son otros como Castilla y
Aragón. A través de las artes de Ibn al-Jatib vamos viendo no solo
las luchas y guerras que se van sucediendo, sino también el desarrollo por las
artes y el conocimiento no solo en los musulmanes sino también en el reino de
castilla donde a pesar de las luchas fratricidas
dejan lugar para las uniones y el intercambio de una cultura que termina
agrandando a todas las partes.
El autor usa a un pobre carcelero que en
su ansia de aprender, de ser capaz de salir de ese caparazón que es la ciudad
en la que vive y lo que es más importante el romper esa cascara de
desconocimiento y que es lo que en sus últimos momentos a través de relatar su
vida rompe el protagonista.
La forma de narrar la historia nos recrea los cuentos y vivencias narradas en
Las Mil y Una Noches en las que se desgranan las historias por la noche tal
como ocurre en esta novela, la llegada de esa noche que siempre se asocia con
la oscuridad de una luz de cultura y conocimiento que es lo que intenta al
revivir su vida Ibn al-Jatib hacia Jalib.
En general lo que busca una novela histórica,
como es el narrar y ser capaz de recrear un momento y sus personajes históricos
está bastante bien conseguido, nos descubre de una manera amena el momento histórico
tanto del reino nazarí como lo que ocurre en el reino cristiano más importante
en esa época dentro de la península, que no es otro que el reino de Castilla.
Los personajes como Jalib, Ibn al-Jatib
quizás son los mejor conseguidos, el personaje de Jalib, esta persona que por
su extracto social ha quedado relegado a en muchos casos no poder acceder a un
conocimiento que anhela y que en este caso trata de conseguir a través de un
preso que a su vez contrapone todo lo que Jalib no ha podido ser desde su
nacimiento. Ibn al-Jatib ha tenido todo para poder desarrollar su conocimiento,
y su vida de una forma diametralmente contrapuesta a la de su antagónico en la
novela. El resto de personajes van pasando por la novela con la importancia
necesaria, y con la buena pluma del autor que consigue dotarlos del suficiente carácter
para que el lector pueda formarse una opinión acertada o no del personaje en
cuestión.
Agradecimientos a Editorial Almuzara
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Marceliano Galiano Rubio
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