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Soy amante de la literatura y como tal he abierto este espacio para compartir las sensaciones que me genera un libro.
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miércoles, 25 de diciembre de 2013
Ficha Técnica
15.0x23.0cm.
Nº de páginas: 152 págs.
Editorial: LA ESFERA DE LOS LIBROS
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788499700199
Año edición: 2012
Plaza de edición: MADRID
En su novela El
Hijo, Michel
Rostain celebra la vida en un relato autobiográfico sobre la
experiencia terrible que supuso la pérdida de su hijo de 21 años. La novela
llega a España con un cartel inmejorable, más de 80.000 ejemplares vendidos en
Francia. "Hay mil razones para encontrar el mundo desesperante, pero no es
razón para no intentar ver las cosas felices de la vida". Estas son
palabras de Rostain, Estas son las palabras con las que decidió
enfrentarse a una página en blanco y escribir un libro mucho tiempo después del
fallecimiento de su vástago. "Papá está en el caos de su primera semana de
duelo auténtico, cuando las ceremonias ya han concluido y los amigos se han
dispersado. La soledad, ahí es donde empieza realmente la muerte. Papá se pasa
el día clasificando mis cosas, llorando entre dos llamadas telefónicas,
sonándose los mocos copiosamente sin tener ni siquiera el pretexto de la
alergia al polvo. Se resigna a tirar mis viejos apuntes de primero y de
segundo, después de haber releído meticulosamente esas necedades acumuladas, no
resultara que, entre una clase de inglés y una de mates, se me hubiera colado
una nota, un dibujo, algún apunte personal que pudiera interpretar como un
mensaje
". Con un pudor infinito y una enorme delicadeza, Michel
Rostain nos sumerge en los entresijos de un amor absoluto y nos invita a
viajar con él a lo largo del duelo más inimaginable y más temible, el de un
padre por su único hijo. Un relato desgarrador pero, al mismo tiempo, cargado
de humor y que transmite, por encima de todo, un apasionante amor por la vida.
"Lo he leído seis veces y he llorado en cada ocasión. Y lo más
sorprendente es que también me he reído. Y cada vez he sentido una enorme
gratitud hacia el autor por habernos hecho sentir la belleza del amor y el modo
maravilloso en que nos enriquece, más allá del duelo". Son las palabras de Nancy Huston , autora de Marcas de Nacimiento y La
huella del Ángel Traducido al alemán, coreano, holandés, inglés, italiano,
japonés, polaco, portugués y taiwanés.
Autor
Michel Rostain vive
en Arles. Nacido en 1942, director de ópera, estuvo al frente del Quimper
Théâtre de Cornouaille desde 1995 hasta 2008. El hijo es su primera novela y está basada en su
experiencia personal. Con ella ha logrado un enorme éxito en Francia.
Opinión Personal
Un canto al amor paternal que una perdida tan grande puede hacer hasta enloquecer.
En los últimos dos meses, han pasado por esta página
dos novelas de origen francés, llega ahora una tercera que además se asemeja al
gusto y estilo francés por el estilo y el buen hacer. Francia un país
relacionado con el buen gusto, con la frase lo bueno siempre está en frascos
pequeños, en este caso en una novela muy fácil de leer tanto por su contenido,
estilo narrativo, como por su tamaño se le puede asignar este mismo aserto.
Hace ya unos meses en esta misma página ya se reseñó
un libro en el que se trataba un tema similar(Da Capo, Una historia real) pero desde un punto de vista
distinto pero al fin y al cabo con un mismo fin. A través de una narración en
la que se muestra una forma de superar el hecho traumático de la pérdida de un
ser querido mostrar las luces y las sombras tanto de esa persona como de la
gente que queda aquí. En esta novela Michel Rostain a través de un hecho
personal, la pérdida de su hijo, utiliza a este para mostrar los distintos
estados por los que va pasando los dolientes para ir interiorizando esta
situación. Con un lenguaje sencillo sin caer en la facilidad de llevarnos al
extremo en un tema tan sencillo y dado para esto, el autor nos enfrenta cara a
cara no ya con la muerte sino con el vacío y las situaciones que genera una
muerte traumática y en este caso de un hijo. El ser humano no está “programado”
para la pérdida de un descendiente, por orden natural el hijo debe ser quien
entierre al padre no al contrario. A partir de aquí nos muestra cómo vamos
asimilando esta situación, desde el planteamiento incluso de la culpabilidad,
ese sentimiento que arrastramos de tal vez no haber hecho algo que hubiese
cambiado la situación y por tanto el desenlace.
En vez de utilizarse el mismo, el autor se propaga
en la voz de su hijo, lo hace “vivir” un momento, congela su pensamiento en las
páginas que describen esos momentos, es él el protagonista, es su luz la que se
apaga y la que el autor intenta dejar incandescente en las letras, palabras, líneas
que componen todas y cada una de las páginas del libro. Siempre tendemos a
contar y recordar las cosas buenas más que las malas, los buenos momentos antes
que aquellos que nos dejan un rastro amargo, pero aquí se van superponiendo tal
como ocurre en realidad esas dos situaciones que son las que la vida de verdad
desarrolla. Siempre se dice que la persona que fallece se le recuerda por los “buenos
hechos”, las circunstancias negativas tienden a diluirse, a olvidarse, a no
darles la importancia que realmente tienen, aquí se mezclan tal como es la
vida, a través del personaje protagonista que no es otro que el hijo nos
muestra las luces y las sombras, todo sin tapujos pero de una forma sencilla,
sin tapujos pero a su vez con una delicadeza suprema.
La novela en conjunto es muy recomendable, para las
personas muy sensibles seguro que le hace resbalar y limpiar el lagrimal, si
algo predomina es el sentimiento que destila cada una de las páginas del libro,
se ve que está escrito desde el amor y el deseo de hacer de cada página un
monumento al amor paternal, a esa situación que muchas veces olvidamos como
hijos de lo que realmente somos para un padre, que no es otra que una parte más
de su ser, ese ser al que la muerte “antinatural” de su vástago supone más que
una amputación de sus propios miembros.
No todo por desgracia pueden ser parabienes para la
novela, primordialmente pasan como protagonistas de la historia el padre
(Michel Rostain) y el hijo (Lion), estamos hablando ya realmente de dos
adultos, no estamos como en otras historias tratando de la pérdida de un hijo a
una edad temprana (realmente qué edad no es temprana para eso), la novela está
planteada desde la visión del hijo fallecido viendo lo que va ocurriendo desde
su perdida por parte de sus padres, más concretamente desde el punto de vista psicológico
en el caso del padre con el siempre sentimiento de culpabilidad. En este caso
Lion es un hombre (me niego a darle la visión de un adolescente) de 21 años,
estudiante universitario, se asume que a esa edad tanto la visión de la vida,
de sus situaciones e incluso el lenguaje ya se va tomando una tonalidad adulta,
que en muchísimas ocasiones en el libro parece que estamos ante un adolescente
de verdad. También es de pensar desde la visión de un padre que realmente no es
consciente en muchísimas ocasiones que ese niño, ese bebe que ha ido viendo
crecer, se va desarrollando en edad y como persona, que ha dejado de ser ese
niño por el que se levantaba cuando estaba enfermos y desvalido, que es ya un
adulto con todas sus consecuencias, es la única razón que encuentro al
tratamiento del léxico y la forma de expresarse en algunas situaciones a Lion,
la visión del padre-escritor para el cual su hijo no crece, siempre es él bebe
que has tenido en tus brazos en el momento culmen del nacimiento, cuando tienes
entre tus brazos como dirían algunos la verdadera formula de la eternidad.
Etiquetas:
2012,
Esfera de los libros,
Michel Rostain
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