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Sobre Mi
Soy amante de la literatura y como tal he abierto este espacio para compartir las sensaciones que me genera un libro.
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sábado, 8 de octubre de 2016
Ficha Técnica
Traducción:
Olalla García
Nº de páginas: 176 págs.
Editorial: IMPEDIMENTA
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa
blanda
ISBN: 9788493592707
Año edición: 2007
Plaza de edición: MADRID
La abadesa de Castro,
primera de las novelle que conforman las Crónicas italianas de Stendhal,
está considerada una joya literaria. Stendhal arranca con una suerte de prólogo
sobre el siglo XVI y la mentalidad de los florentinos. De repente el tono
cambia al de un manuscrito que narra un amor imposible entre un bandido bueno y
una joven noble. Como si estuviéramos leyendo una suerte de Decamerón, poco a
poco la historia adquiere profundidad psicológica, pasa de lo pintoresco a lo
dramático. Los personajes cometen errores, son egoístas y extremadamente
crueles, acciones que se justifi can en nombre de ese sentimiento
desproporcionado que es el amor en la Italia renacentista.
Stendhal es un escritor desprejudiciado, con una visión realista del género humano y sin embargo también es un romántico. Sus textos son espejos de realidades (no en vano el mismo acuñó esta metáfora), pero las realidades que refleja son románticas, en todos los sentidos de la palabra, desde el más cursi hasta el más sublime.
Stendhal es un escritor desprejudiciado, con una visión realista del género humano y sin embargo también es un romántico. Sus textos son espejos de realidades (no en vano el mismo acuñó esta metáfora), pero las realidades que refleja son románticas, en todos los sentidos de la palabra, desde el más cursi hasta el más sublime.
Autor
Marie Henri Beyle,
Stendhal (1783-1842)
Se inició en la carrera del sacerdocio, aunque más tarde ingresaría en un colegio laico. Se alistó en el ejército de Napoleón siendo menor de edad, y puso fin a su carrera militar en 1802. Tras la caída de Napoleón, se marchó a Italia, donde se interesó por el arte y escribió Historia de la pintura italiana en 1817, bajo el sobrenombre de Stendhal, y Vida de Napoleón. Regresó a Francia cuando cesó la persecución de los defensores de Bonaparte y se estableció en París para dedicarse de lleno a escribir. Fue nombrado cónsul y le enviaron a Italia, donde publicó las obras que le inmortalizarían: El rojo y el negro y La cartuja de Parma. Regresó a París y en 1837 publicó una de sus últimas obras, Memorias sobre Napoleón.
Se inició en la carrera del sacerdocio, aunque más tarde ingresaría en un colegio laico. Se alistó en el ejército de Napoleón siendo menor de edad, y puso fin a su carrera militar en 1802. Tras la caída de Napoleón, se marchó a Italia, donde se interesó por el arte y escribió Historia de la pintura italiana en 1817, bajo el sobrenombre de Stendhal, y Vida de Napoleón. Regresó a Francia cuando cesó la persecución de los defensores de Bonaparte y se estableció en París para dedicarse de lleno a escribir. Fue nombrado cónsul y le enviaron a Italia, donde publicó las obras que le inmortalizarían: El rojo y el negro y La cartuja de Parma. Regresó a París y en 1837 publicó una de sus últimas obras, Memorias sobre Napoleón.
Opinión Personal
Una novela que es capaz de señalar a un gran escritor, gracias a su intertemporalidad.
La novela que voy a reseñar hoy, merece mucha más
atención a lo mejor otras consideraciones que realmente lo que yo o cualquier
persona que reseña novelas o que realiza críticas. Una novela que pasa a través
del tiempo y que se puede volver a republicar porque se sabe que va a tener su público,
la reseña o la posible critica la tiene implícita y no hay mejor critica que
saber aguantar el tiempo.
El apelativo que en muchas ocasiones desde un punto de
vista que busca ser superior de catalogar las novelas, como buenas, malas,
menores, es algo subjetivo, el gusto del que escribe no tiene porque coincidir
nunca o en muchas ocasiones con todos los lectores. Esto viene al caso al ser
considerada esta novela como una menor dentro del catálogo narrativo de
Stendhal. Pero el considerar una obra u otra superior por parte de una serie de
personas no es realmente lo que demuestra la calidad o mediocridad de una
novela.
Estamos ante una historia escrita a mediados del siglo
XIX que sigue estando en actualidad y por la que una editorial puede apostar.
Una historia con un argumento sencillo que no por ello pierde calidad la
narración ni el libro. Amores entre clases sociales muy distintas a las que el
autor es capaz de darle un pequeño viso de tragicomedia con situaciones que
para un lector de nuestra época en muchos casos el romanticismo, dramatismo que
pudiera querer darle el autor puede ser concebido de otra forma, pero no por
ello pierde calidad la narración ni el estilo literario del escritor.
En una novela de poco mas de 170 páginas el autor es
capaz de mostrar y relatarnos lugares con encanto para él, las motivaciones de
muchas situaciones que se daban en esta época, unos personajes con los que el
lector va a entretenerse y con los que puede tomar partido y sentirlos y la situación
política que había en la época en la que se sitúa la narración. ¿Se puede pedir
más a una historia? Sí, la demostración que el amor a algo el autor es capaz de
llevarlo a crear una historia en el la que queda algo de sí mismo. El amor por
Italia rezuma por todos los poros de las páginas de la novela. Ante cualquier
situación que se dé, nunca es una crítica destructiva sobre ella, al contrario,
rezuma el amor que siente por Italia, incluso por encima de su propia nación.
Los personajes típicos de una novela de época, en la
que se entremezclan situaciones trágicas, romanticismo y aventuras. Amores correspondidos
pero imposibles, familias y personas en las que se anteponen el honor a
cualquier otra consideración, si juntamos esto y como no un autor con las
suficientes tablas y suficiente talento para unirlos de forma coherente, pues
podemos obtener lo que tenemos hoy entre nuestras manos. Entretenimiento, que
es lo que de verdad buscamos siempre cuando leemos algún libro. Aquí pasan
desde la nobleza y en un principio la candidez (Elena de Campieali), el ardor,
la pasión, la pobreza y el pueblo rebelado (Julio Bracinforte), y a través de
estos dos personajes vamos paseando a través de las cuitas que nos quiere
contar el autor. Desde las casas solariegas, la pobreza del pueblo llano, a las
luchas por el poder encarnadas en el papado y la nobleza contra los bandoleros
protegidos por otra parte de la nobleza (Fabricio Colonna) podemos ver y sentir
a los personajes. Como ejemplo tenemos a Fabricio Colonna un personaje que esta
fuera de la categoría de protagonista que ostentan Elena y Julio, pero que el
autor con pocas apariciones es capaz de hacerlo creíble y hacerlo de carne y
hueso dentro de la historia. En la que traspasan sus sentimientos y su forma de
ser.
La narración que utiliza el autor en la novela y sus
formas pasan de la lentitud y unas descripciones que se alargan, a ser capaz de
llevarnos a lomos de un caballo desbocado, como es el momento del asalto al
convento. Es una novela y un autor de extremos es capaz de pasar de uno al otro
de una manera directa, pero sabiendo en que momento y de verdad utilizando los
recursos necesarios para que un lector se sienta necesitado de continuar con la
historia.
En general estamos ante una novela que es un acierto
por parte de la editorial de permitirnos poder disfrutar de ella, y que el
hueco que pueda ocupar dentro de nuestras librarías es un lugar importante y
que realmente merece la pena. Una novela que puede acompañarnos entre lecturas
mucho más profundas, pero no por eso mejores que esta pequeña novela.
Una novela que se puede disfrutar en el cine gracias a
la película de Armando Crispino en 1974 con el nombre de La Badessa di Castro.
Etiquetas:
2007,
Impedimenta,
Stendhal
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